martes, 29 de junio de 2021

Rebosa

 





Rebosa el latido en tu piel y en la mía,
ahora somos un viento que mueve las banderas.
Quédate conmigo, aquí en el silencio,
haz una gavilla en este campo tuyo,
mi cuerpo sigue incesante en su deseo
y tú tienes la humedad de las islas
y la tibia llamada de los faros.





f.

viernes, 25 de junio de 2021

Cada vez que me pronuncias

 



Cada vez que me pronuncias arde una nube,
un deshilachado río de lluvia
se precipita en rojo carmesí hacia tu cuerpo
y te agobia en el sendero de un deseo insatisfecho.
Cada vez que te nombro se quiebra el aire
y un océano de azules olvidos
me trae cien mil veces tu nombre,
agazapado, ensangrentado, siendo mi piel.
Un aullido interminable.



f.




martes, 22 de junio de 2021

Ahora la noche

 



Ahora la noche es un callado bosque.
Tú te alzas sobre mí y me superas
con el ardor incombustible de la sangre,
deslizas tus manos entre mi cintura y buscas mi sexo,
sin sobresaltos, sabiendo que la hora se eterniza
como en un viaje a lo largo de una tarde de verano.
Con el latido de nuestra piel
el sudor es un mero pasajero más,
el vehículo que nos trae y nos lleva
en esta cadencia loca,
donde se queman las naves del deseo
en el mismo instante en que somos océano
y tu boca se hace dueña de la mía.
Vendrán las palabras después de los gemidos
tras un largo paréntesis de sábanas,
y al final entre los cuerpos
la fugacidad de un silencio,
compartiendo el bosque y su huida.




f.



viernes, 18 de junio de 2021

En la sed de la noche

 



En la sed de la noche recorro tu espalda,
trae un viaje de islas y sílabas de selva.
Cada vértebra me hará silenciarme,
escuchar tus gemidos cuando mi lengua sea
el vínculo ardiente que nos una.




f.





martes, 15 de junio de 2021

No tendremos piedad

 



No tendremos piedad, nunca la hemos tenido cuando nos golpea este viento fecundo y húmedo con todas las verdades que nuestro cuerpo reclama. Sabemos hincar nuestros dientes, sentir su jugo caliente, dulce en este instante único, de esta fruta madura que se abre sin remordimientos a nuestro deseo. Ahora cierro los ojos y mi boca se llena de ese mar espeso y de su aliento...


f.



viernes, 11 de junio de 2021

En tu espalda

 








En tu espalda se derrama la savia de la vida,
el pálpito perdido de los astros,
la luz de un relámpago,
el sueño perfecto de un ciego.
Alcanzarla cuesta desde abajo,
deben abandonar mis manos tus muslos,
el desnudo realce de tus glúteos,
la suavidad de la piel,
para llegar a ella.
No deja de ser una nueva prueba,
perderse en la selva cercana de tu sexo
o en este rincón
donde el mundo se deja oír en un gemido intenso,
son la tentación primaria que me absorbe,
pero he de llegar a resucitarte entre tus vértebras,
a sentir la música que nace
al pasar las yemas de mis dedos,
una por una, para llegar hasta tu nuca,
tu cuello, tu pelo,
y sentirte entregada,
deshecha entre mis dedos,
dispuesta a morir en mi boca,
entre mis labios y la humedad de mi lengua,
con un ronroneo
que en nada tiene que envidiar
al goce de los gatos.



f.


martes, 8 de junio de 2021

Amarte

 



Amarte,
desnudos,
sin palabras,
cruzados,
sin tiempo,
sintiéndonos fundidos,
penetrando en ti,
en el participio de tu cuerpo,
sin agobios, pero llegando al infinito,
haciendo de tu voz un suspiro hondo
y lleno de pausas...
para al final comer toda la pulpa
que guardan los duraznos.



f.





viernes, 4 de junio de 2021

Despierta un cuerpo

 



En cuerpos mucho tiempo unidos
la claridad grabó una espada.
(Pere Gimferrer)



Despierta un cuerpo y llama con la voz tenue de la urgencia.
La voz trae un eco, la labor presurosa, el desvelo.
Todo el sudor del mundo envuelve la noche.
Toda la espera es un jardín florido vestido por estrellas.
La humedad se hace daga, el filo una herida que se vuelca,
y un hombre, solo, enciende una luz y llama en el silencio.
Todos son ardientes preámbulos antes de la madrugada.
Afuera, lejos, llueve, gime un perro y suena una sirena.



f.




martes, 1 de junio de 2021

Deshazte

 



Deshazte como agua herida entre mis manos
y sáciame de ti, de ese suspiro que me humilla.
Derríbame una vez más como si nunca fuera a renacer,
sabes hacerte sutil verbo y adjetivo delicioso para mi cuerpo.
En este acaso de lugar y tiempo,
no somos más que dos sueños enhebrados
atados por el devenir del deseo,
pura saliva recorriendo la piel enfebrecida,
algo que nos debe siempre la vida.




f.