y sáciame de ti, de ese suspiro que me humilla.
Derríbame una vez más como si nunca fuera a renacer,
sabes hacerte sutil verbo y adjetivo delicioso para mi cuerpo.
En este acaso de lugar y tiempo,
no somos más que dos sueños enhebrados
atados por el devenir del deseo,
pura saliva recorriendo la piel enfebrecida,
algo que nos debe siempre la vida.
f.
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