Me inundas de luz
y todo mi cuerpo gime
cuando eres la marea de un océano
que navega sobre mí.
Abrazo tu instinto.
Me traes la sed
anclada a la raíz de tu deseo.
Uno a uno
desembalas
todos mis secretos.
Desnudo por tu lumbre,
soy la llama
que de tu esencia bebe.
Escucho tu voz,
su eco armonioso de pájaro,
y me enredo entre tus muslos.
Ahora soy la tierra ardiente
donde ejecutas tu vuelo.
F.
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