Dejo en tu cuerpo semillas de luz, rastros de planetas, ecos de estrellas todavía iluminando tu noche...vendrás desde tan lejos a buscarme como si solo hubiera un mundo, el que te guardo entre mis manos para habitarte de islas, océanos y ríos de lluvia...ahora sabes que la palabra te inunda el pecho, que surge como pájaros de la noche y mirlos que te abrirán la mañana cuando al despertar pienses en mi boca, en mis manos, en mi sexo, en el fuego que te estremece el pensamiento, y quieras rozar con tu cuerpo desnudo el mío...sentirme dentro como una nueva llamada del bosque para ser mi nieve y mi aguacero.
F.
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