Hay una dársena donde recoger el día, deshacer los nudos y dejar que suene la melodía al rozar cada vértebra de tu espalda con el vaho de mi respiración. No quema pero hace arder los símbolos, descarriar los paisajes, derrumbar las murallas...todo fluye en tu cuerpo al incendiarse tu piel.
F.
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