Siempre hay una brisa nocturna, un quehacer de murmullos que te hacen cerrar los ojos y mirar donde no llega tu vista.
Siempre eso te eriza la piel y te hace imaginar islas donde un faro alumbra con su morse de símbolos precisos el sendero...en medio de las aguas marinas...siempre te deja una humedad imposible de olvidar y renace en ti el deseo de volver a comenzar muchas cosas olvidadas.
F.