martes, 26 de julio de 2022

Álgida, profanada








Álgida, profanada.
Revuelta en el caos de mí sed.
Mutilada cuando callas.
Precisa cuando me absorbes,
me dilatas o me deshaces.
Húmeda, henchida en tu placer,
reconozco tus pezones rosados en la oscuridad,
son puñales acerados en mi piel.
Reconozco tu boca que silaba a silaba me entrega su fe,
el bautismo cálido de tu saliva,
la ondeada bandera de tu dicha,
irrumpiendo salvaje y dulce,
caliente entre las hordas de la noche.
Hembra delatora de mi crueldad,
techo probable de todos los deseos,
corroes cuando quemas,
lumbre, brasa, humo,
sabia y pretérita,
holgazana y laboriosa
según mis dedos reconozcan el enclave,
el muelle, el incendio que se crea en tu cuerpo
cuando abierto a mí eriza las horas
y mantiene febril el palpito,
la respiración,
la ausencia del mundo
habitado solo por ti y mi deseo.



f.



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