Rebosa el latido en tu piel y en la mía,
ahora somos un viento que mueve las banderas.
Quédate conmigo, aquí en el silencio,
haz una gavilla en este campo tuyo,
mi cuerpo sigue incesante en su deseo
y tú tienes la humedad de las islas
y la tibia llamada de los faros.
f.
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